fotografía de XENIA PÉREZ
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Ser simple como un niño
Hoy Tomás ha acudido nuevamente a su trabajo, no tiene muy claro en qué consiste su trabajo pero a lo largo del tiempo y en diferentes experiencias ha aprendido, que éste, nos es más ni menos que lo el mismo cada uno quiera que sea, lo que el intenta hacer es escuchar e intentar no crear problemas a nadie, esta es, en la actualidad, la mayor parte de exfuerzo que se realiza en el trabajo, "productivo ¿verdad?, intentar no ser molesto y protegerse de molestias que te puedan generar, al tiempo intenta hacer lo que es más conveniente para el servicio que presta, a veces lo consigue y otras veces no.
Hoy se encontró con una sorpresa, una sorpresa que lo despertó nuevamente, que le despejo sus sentidos hasta el punto de ver con claridad el cielo, las ventanas, el mismo suelo hasta respiró mejor por un rato, fue como retomar un estado de bienestar óptimo que hacía mucho tiempo que no sentía.
Hoy se encontró con una sorpresa, una sorpresa que lo despertó nuevamente, que le despejo sus sentidos hasta el punto de ver con claridad el cielo, las ventanas, el mismo suelo hasta respiró mejor por un rato, fue como retomar un estado de bienestar óptimo que hacía mucho tiempo que no sentía.
Todo ocurrió cuando tras pasar al lado de un niño de unos 5 años y mirarlo giró su cabeza y lo miró nuevamente y ahí estaba, sin vacilación alguna el niño mirándolo, fijamente sin temor, sin vergüenza, simplemente mirándolo, buscando premeditadamente un gesto de amistad, en fin como mira los niños, limpiamente. Tomás con un gesto de simpatía espontánea, eso que no nos atrevemos a hacer entre lo mayores le picó un ojo, el niño sonrió solo y simplemente sonrió, poco después el niño se giro y siguió con sus asuntos, un juego que tenía con algunos muñecos y artículos de jugueterías que posiblemente ya habían sido transformados de la realidad que les esclavizaban y que se habían convertido en parte de la imaginación de el, el transformador de sus límites, el niño.
Tomás descubrió de que no sólo los juguetes se habían liberado de su inamovilidad, de sus ansiosos silencios, de sus turbadores condicionantes de seres inanimados, el descubrió que un niño había tratado con él abiertamente, limpiamente y le facilitó a Tomas que retornara a su propio espíritu.
Nuevamente Tomás se refirma en lo tiempo atras había pensado, “hay que ser simple como un niño” “el acercamiento a la felicidad, está en retornar a nuestra emociones más primitivas”.
¿Cuánto hemos perdido y cómo volver?, lo cierto es que ya se encarga la escuela, el futbol, la política, el consumo, etc. ya se encargan, voluntaria o involuntariamente, de que no retornemos hasta nosotros mismos, pero quiero pensar y pienso (parecido esto, a la frase de un circunstancial político de nuestra historia casi reciente) que esto no es imposible, es más, afirmaría que es hasta fácil, solo se necesita de voluntad, constancia y una mirada limpia hacia lo pequeño, lo aparentemente irrelevante, insignificante, el inmensurable universo de realidades que nos rodea en lo más cercano a cada uno de nosotros, la naturaleza, los ojos de nuestros vecinos, compañeros, parejas, hijos, e incluso lo aparentemente inanimado que nos rodea.